La bioseguridad, con la combinación de estrategias externas e internas, es básica para proteger la salud animal y la eficiencia productiva de las granjas del sector porcino español. Además, favorece la reducción en el uso de antibióticos.

Enfermedades como el PRRS, la disentería, etc. pueden llegar a producir grandes pérdidas económicas en las granjas porcinas; por lo tanto, la inversión en medidas de protección es una de las herramientas más baratas y efectivas para evitar dichas pérdidas, las cuales afectan a todos los productores, pero también a los proveedores del sector.

Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la bioseguridad engloba el “conjunto de medidas, tanto de infraestructura como de prácticas de manejo, puestas en marcha con el fin de evitar o reducir el riesgo de entrada de enfermedades infecto-contagiosas y parasitarias, y su posterior difusión dentro de una explotación o hacia otras explotaciones ganaderas”.

Basada en tres principios básicos (separación zona limpia-zona sucia, limpieza y desinfección), se puede dividir en:

  • Interna: medidas que minimizan la difusión de patógenos dentro de la granja.
  • Externa: acciones que impiden la entrada/salida de enfermedades en/de la granja.

En ambos casos, el cumplimiento de todas las medidas de bioseguridad es responsabilidad de cualquier persona que, de forma más o menos directa, tiene relación con los animales: ganaderos, veterinarios (privados y oficiales), personal de mantenimiento, transportistas, etc.). En este tríptico de Interporc se resumen las medidas más importantes, principalmente ante la amenaza del virus de la peste porcina africana (PPA).

 

Bioseguridad interna: ¿qué podemos hacer dentro de la granja?

Estas medidas se centran en:

  • La correcta separación de animales enfermos y sanos, así como el uso de líneas de trabajo estrictas.
  • El uso de materiales limpios, desinfectados y correctamente almacenados.
  • Emplear medicamentos adecuadamente almacenados y agujas estériles.
  • Realizar frecuentes limpiezas y desinfecciones de las instalaciones y los equipamientos usados.

 

Algunas de las acciones más efectivas son:

  1. Evitar el movimiento de lechones a camadas/lotes más jóvenes.
  2. Establecer zonas de aislamiento-lazaretos para animales enfermos.
  3. El lavado de cerdas antes de la entrada a partos para garantizar un entorno seguro durante el parto y lactación.
  4. Adoptar el principio de todo-dentro/todo-fuera de forma estricta siempre que sea posible.
  5. La limpieza y desinfección regular de las instalaciones entre lotes.
  6. Establecer rutas fijas para el movimiento del personal y proporcionar materiales específicos para cada zona con el objetivo de evitar la contaminación cruzada.

 

Bioseguridad externa: ¿cómo protegernos de la entrada de patógenos?

Incluye medidas encaminadas a:

  • Evitar el contacto con animales salvajes.
  • Controlar la entrada de animales de distintos orígenes/granjas con el uso de cuarentenas.
  • El control de fómites, vehículos, vectores (insectos, aves, roedores…), personas, alimentos y agua de bebida, etc.

 

En este caso, conviene prestar especial atención a:

  1. Zonas de cuarentena: permiten la observación de síntomas y la realización de pruebas para detectar posibles infecciones en los cerdos recién llegados antes de su entrada con el resto del rebaño.
  2. Transporte de animales: limpieza y desinfección adecuadas de los vehículos, así como establecer rutas sanitarias.
  3. Zona de carga/descarga: una buena gestión y limpieza/desinfección en este punto es crítica para evitar la reintroducción de patógenos.
  4. Gestión adecuada de cadáveres: contribuye también a la bioseguridad de las granjas porcinas.
  5. Control de plagas: es crucial realizar un buen protocolo de desinfección, desratización y desinsectación de forma periódica.

 

Plan de bioseguridad del SIGE: ¿qué debe incluir?

El modelo del Sistema Integral de Gestión de las Explotaciones (SIGE) de ganado porcino proporcionado por el MAPA, recomienda que el plan de bioseguridad de una granja incluya los siguientes aspectos:

  • Animales y material genético:
    • Descripción de proveedores acreditados.
    • Inspección a la entrada de los mismos en la granja.
    • Cuarentena.
    • Muelles de carga y descarga: protocolo de limpieza y mantenimiento.
    • Protocolo de manejo de animales, incluyendo animales enfermos.
  • Trabajadores y visitantes:
    • Registro de entradas.
    • Vestuarios: sistema de separación zona limpia y sucia.
    • Ropa y calzado de uso exclusivo para trabajadores y visitas: protocolo de lavandería.
  • Personal encargado:
    • Protocolo para el acceso de personas a la explotación.
    • Indicaciones de uso y cartelería informativa para personal.
  • Vehículos:
    • Protocolo de control de entrada de vehículos
    • Arco de desinfección, vado sanitario y/o un sistema equivalente: productos utilizados.
    • Limpieza y mantenimiento del mismo.
  • Protocolos de autocontrol y medidas correctoras en caso de incidencias.
  • Alimentación animal y agua de bebida:
    • Control de proveedores.
    • Descripción del sistema de suministro de alimentos.
    • Descripción del sistema de carga y descarga de piensos.
    • Descripción del sistema de almacenamiento de piensos.
    • Sistema de control de suministro de agua: calidad, estado higiénico de depósitos y conducciones.
  • Instalaciones:
    • Mantenimiento del aislamiento perimetral.
  • Sistema de manejo.
  • Servicios auxiliares compartidos: empresas de reparaciones, recogida de cadáveres…

 

Formación sobre bioseguridad: una herramienta clave para la prevención

La formación de los agentes del sector porcino en bioseguridad y en la correcta aplicación de protocolos es un pilar esencial para garantizar la sostenibilidad y competitividad de la industria. Según las guías y recomendaciones de entidades como Interporc y la comunidad especializada 3tres3, implementar prácticas sólidas de bioseguridad no solo reduce significativamente el riesgo de enfermedades contagiosas en granjas, sino que también protege la salud pública y fortalece la confianza en la calidad de los productos derivados del porcino.

La capacitación adecuada permite a los profesionales identificar puntos críticos de control, gestionar riesgos y aplicar medidas preventivas que minimicen el impacto de posibles brotes sanitarios. Además, promueve un manejo responsable de los recursos y una mejor coordinación en la cadena de valor, desde las granjas hasta los mercados. Una estrategia integral de bioseguridad es clave para avanzar hacia un modelo de producción más seguro y sostenible.

Dentro de la comunidad 3tres3, podemos encontrar distintos cursos que resaltan la importancia de la formación continua para estar al día en avances tecnológicos, normativas y tendencias del sector. Esto refuerza no solo la salud de los animales y el entorno, sino también la posición del sector porcino español como referente internacional en calidad e innovación.